HISTORIA POLÍTICA

Responsable de la sección: Daniel Alonso

miércoles, 15 de octubre de 2008

Auge y ocaso del imperialismo


DANIEL ALONSO

El imperialismo es un sistema de dominación de un Estado sobre otro, típico de los sistemas colonialistas del siglo XIX. En su acepción geopolítica más purista se ciñe al periodo comprendido entre la guerra franco-prusiana de 1871 y el final de la Segunda Guerra Mundial; un conflicto bélico del cual salieron debilitados los imperios coloniales como Reino Unido, Francia y -sobre todo- Alemania. En términos más pragmáticos habría que hablar de un neoimperialismo contemporáneo que abarca toda la segunda mitad del siglo XX, pues los países del mundo desarrollado han ejercido desde entonces un poder sobre los países subdesarrollados aunque estos mantengan su autodeterminación como Estados (lo que el Ché Guevara llamó "neocolonialismo").

Así pues, las dominaciones de unos Estados sobre otros siguen existiendo de forma encubierta, a pesar de que la resolución 2625 de las Naciones Unidas (PDF) habla de "igualdad soberana" de todos los Estados del mundo (lo cual significa que todos deben ser igualmente considerados por el derecho internacional, independientemente de su tamaño, poder o población). Actualmente la acusación de imperialismo más nítida que se vierte sobre una nación es la de Estados Unidos de América y sus aliados. Un halo de viejo imperialismo no superado parece condicionar las relaciones entre el Tío Sam y países como Afganistán o Iraq; por no hablar de la particular ocupación imperial del Estado de Israel sobre Palestina, una nación sin Estado.


La opinión pública europea manifiesta un particular rechazo hacia el término "imperialismo", pues aun hoy conserva parte de sus connotaciones negativas. Algo parece haber cambiado entre la década de 1890 y la actualidad. Entonces ser una potencia imperial era motivo de orgullo, además de un importante activo de cara al incremento de la riqueza nacional, mientras que hoy todos quieren limpiar su pasado imperialista.

La expansión totalitaria nazi de Hitler es el hito que marcó un antes y un después en la historia del imperialismo y cambió para siempre la percepción social de este fenómeno geopolítico. El Tercer Reich alemán extendió su imperio por Europa; por las ancestrales naciones que se consideraban civilizadas y jamás soñaron con que otra potencia pudiera disputarles su soberanía nacional. Así pues, de un plumazo potencias históricamente poderosas como Austria, Hungría, Países Bajos... vieron desaparecer su historia y su cultura para quedar subordinadas al nuevo Imperio Alemán. A pesar de que muchos de estos territorios se asimilaron voluntariamente al Reich, es importante aclarar que no se les respetó ningún tipo de autonomía y que no se adherieron en régimen de equivalencia con la potencia germánica, sino en pleno sometimiento a ésta. Todo ello por no hablar del papel intimidatorio que jugaron los escuadrones nazifascistas en dicha asimilación.

No hace falta insistir más en como terminó aquella aventura imperialista, la más ambiciosa de todas las de la historia. Una Guerra Mundial arrasó Europa, provocó millones de muertos y desaparecidos y movilizó tropas en los cinco continentes civilizados del mundo. En el periodo de posguerra fue cuando Europa -la otrora arrogante Europa- se enfrentó a un doloroso proceso de catarsis y reflexión sobre el papel del imperialismo (mientras las viejas colonias en África se iban independizando poco a poco). Fue necesario vivir el drama en casa para que las antiguas potencias imperiales retirasen su yugo imperialista sobre África. Aquel fue el momento en el que el Tercer Mundo empezó a escribir su propia historia...

4 comentarios:

Anónimo dijo...

APRENDER DE LOS ERRORES
¿ Por qué será que nunca aprendemos de la historia, sobretodo de los grandes errores de la humanidad ?.

Anónimo dijo...

Da igual que se firmen tratados de paz o no se firmen. El mundo seguirá siendo el mismo.
No habrá Sacros Imperios Romanos con Emperadores y Papas dirigiendo nuestras vidas pero habrá “Bushes” y raleas parecidas.

Anónimo dijo...

El Tercer Mundo todavía no ha escrito ni una sola línea de su propia historia. Tengo la esperanza de que algún día podrán comenzarla...
Si no es demasiado tarde.

Anónimo dijo...

A Anónimo:
Una pregunta interesante, aunque retórica. Los líderes mundiales deberían planteársela más a menudo.

A Juan:
Le remito a mi comentario del artículo anterior. Los grandes avances en la paz mundial sirven para construir un mundo mejor. Aunque no terminen de funcionar, siempre son la primera piedra para imponer la paz.

A Helena:
Los países del Tercer Mundo de momento tienen Estado y soberanía. Es un primer paso hacia la dignidad nacional, aunque no el único, desde luego.

Gracias por los comentarios.