HISTORIA POLÍTICA

Responsable de la sección: Daniel Alonso

lunes, 24 de noviembre de 2008

La crisis del Estado Social

DANIEL ALONSO

El Estado Social, entendido como aquel que interviene en la economía y la sociedad para promover la justicia social, está siendo reformulado drásticamente. El Estado Social llegó a una situación incontrolable e ingobernable en la segunda mitad del Siglo XX debido a su excesivo poder y tamaño, que impedía su control efectivo. Se había convertido en una fuente de gasto insostenible, con altas dosis de ineficiencia. Esto significa que el estado social escapa del control democrático de los ciudadanos y ya no responde a las demandas de estos.

Desde los años 70 hay dos discursos para solucionar esta crisis. Uno de ellos es el neoliberal -muy popular por políticos de los 80 como Ronald Reagan y Margaret Thatcher-. Quienes defienden el neoliberalismo dicen que el estado social es irracional e injusto porque se dedica a satisfacer las demandas irracionales de los ciudadanos, fomentando actitudes pasivas, clientelismo, gastos irresponsables que pagamos todos... Se crean situaciones caras que perjudican la economía, el mercado y limitan la iniciativa privada.

La propuesta es desmontar la propuesta social, privatizar los servicios públicos; partiendo del supuesto de que la gestión privada es más eficiente. Los electores son cómplices de la irracionalidad, porque reclaman a los políticos más gastos a cambio de votos. Un político neoliberal tiene que limitar y filtrar las demandas sociales (disminuir la cantidad de democracia), partiendo del supuesto de que los ciudadanos siempre piden cosas irresponsables.

Otra propuesta alternativa es la de la tercera vía. Se trata de una propuesta de izquierdas defendida por Anthony Giddens. Como la izquierda fue quien propuso el sistema de Estado Social, su desaparición supondría necesariamente un giro a la derecha, por lo que una parte de la izquierda socialdemócrata propone la tercera vía. Los defensores de la tercera vía reconoce que el Estado Social tiene que reformarse. La propuesta es la contraria al neoliberalismo, pues no consiste en reducir la intensidad de la democracia, sino en rebajar el tamaño del estado pero incrementando el nivel de participación ciudadana y de democracia.

Giddens dice que hay que renovar la izquierda. Hay que acabar con el paternalismo y asistencialismo del Estado, con el esquema mental socialdemócrata clásico, que ya no funciona. No obstante hay que mantener la igualdad. El objetivo tiene que ser lograr un objetivo entre lo económico y lo no económico, poner límites al mercado. El Estado tiene que ir más allá de repartir dinero y evitar el riesgo y la exclusión. El objetivo básico de las políticas sociales no es satisfacer servicios que los pobres no pueden pegar, sino la recuperación del espacio público en el que se puedan integrar todos los ciudadanos. El Estado tiene que luchar contra las tendencias disgregadoras y tratar de integrar a todos. Para ello hay que mantener servicios sociales y asistenciales pero también hay que hacer más cosas.

El criterio para reformar el estado es dejar de ser un Estado que presta servicios para ser un agente inversor. Tiene que invertir en sectores estratégicos para reconstruir el espacio público y fomentar vínculos de interacción social. Supone reducir la dimensión del Estado y apostar por la sociedad civil, pues muchas cosas que hace el Estado las podría hacer la sociedad civil dejando participar a los ciudadanos: asociaciones, movimientos...). En lugar de pedir al Estado hay que hacer las cosas participativamente, con el Estado detrás apoyando las iniciativas de la sociedad civil.

En definitiva, se trata de refundar la democracia bajo un criterio moral. Promocionar una cultura política y social opuesta al mercado y el consumismo, ayudando a promover valores como la solidaridad y la igualdad. Ese es el reto del socialismo europeo para el Siglo XXI.

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