HISTORIA POLÍTICA

Responsable de la sección: Daniel Alonso

domingo, 30 de noviembre de 2008

La rebelión húngara contra la URSS


DANIEL ALONSO

Cuando Stalin falleció en 1953, todo el conjunto geopolítico del este de Europa -enmarcado en el socialismo real- se empezó a convulsionar y todos entendieron que el régimen soviético y de los países satélites iba a cambiar. El XX Congreso del PCUS dictaminó que cada uno de los países satélites de la Unión Soviética tendría derecho a decidir su propia "vía al socialismo", lo que en términos pragmáticos significaba mayor autonomía respecto a Moscú.

Una progresiva desestalinización se expandió por todo el Bloque del Este. Países como Albania o Yugoslavia rompieron definitivamente con la URSS, aunque manteniendo relaciones cordiales. No obstante, tres años después, en Hungría el cambio todavía no se había manifestado. Los militares soviéticos que operaban en el territorio desde el final de la Segunda guerra Mundial seguían ocupando el país. El 23 de octubre de 1956, los estudiantes universitarios húngaros apoyaron una marcha pacífica para exigir a las autoridades que se movilizasen por el cambio.
La policía política de la República Popular de Hungría abrío fuego contra la comitiva y encarceló a multitud de líderes estudiantiles. Milicias populares se organizaron y hubo levantamiento en todo el país -especialmente en la capital, Budapest-. La oposición al régimen enarbolaba la bandera de la República Popular con el escudo recortado, como reivindicación de una soberanía nacional secuestrada -a su juicio- por Rusia y su Ejército Rojo. Tras una semana de combates, el gobierno recapituló y prometió negociar con Moscú la retirada de las tropas rusas, la salida del Pacto de Varsovia y la celebración de elecciones libres.

Noviembre comenzó con tranquilidad, y el politburó del Partido Comunista de la Unión Soviética mostró un aparente acuerdo de satisfacer las ansias de dependencia del pueblo húngaro. No obstante, el día 4 de noviembre cambió de opinión y fuerzas de choque del Pacto de Varsovia invadieron de nuevo el país, arrasando con todo y sustituyendo la cúpula gubernamental por otra menos reformista.

Imre Nagy, Primer Ministro húngaro, comunista partidario de las reformas y defensor de la revolución fue deportado y pasado por armas dos años después. 2.500 muertos y 200.000 exiliados fueron el saldo de aquellos días de sangre, pólvora y desenfreno. En enero de 1957 comenzó a operar el nuevo gobierno húngaro, bajo mandato de János Kádár. El nuevo partido único de Hungría, el Partido Socialista Obrero Húngaro, vehiculó un nuevo régimen férreamente controlado por el PCUS y protegido por un contingente militar soviético aun mayor que el que existía previamente. Hablar o escribir sobre la reciente revolución abortada empezó a estar tipificado con penas de cárcel.

La revolución húngara y la posterior represión soviética supuso el divorcio de la izquierda comunista europea con la tesis del socialismo real del PCUS. Todos los partidos comunistas de europa occidental se sometieron a un debate interno del cual salió reforzado el planteamiento más socialdemócrata -solidario con Hungría y su revolución fracasada-. Moscú perdió la lealtad de la izquierda anticapitalista de las democracias, y también tuvo que sufrir otras tensiones parecidas a la húngara como la revolución checoslovaca (la Primavera de Praga) en 1968. Estos movimientos políticos sentaron las condiciones para la Perestroika y la posterior caída del Muro de Berlín, en 1989.

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