HISTORIA POLÍTICA

Responsable de la sección: Daniel Alonso

lunes, 8 de diciembre de 2008

170 años de nacionalismo vasco (I)


DANIEL ALONSO

Los orígenes del nacionalismo vasco se ubican en un pasado remoto, aunque no tan remoto como insisten los propios nacionalistas: El sentimiento de melancolía que surgió de la literatura romántica del Siglo XIX. Hay que acudir a la obra del filólogo y escritor vascofrancés Agustín Chaho (1811-1858) para encontrar las raíces ideológicas de este nacionalismo. Chaho era al mismo tiempo patriota francés y nacionalista vasco, militante republicano y simpatizante carlista (absolutista). Chaho inventó el mito de Aitor, el padre del pueblo vasco, una ficción literaria asumida por los nacionalistas como leyenda atávicamente cierta y base de la identidad nacional. Era la "primavera de los pueblos" en Europa, y cientos de iluminados predicaban nacionalismos románticos y literarios muy similares a este.

No obstante, el nacionalismo vasco adquiere una particularidad especial con la incorporación de la familia Arana al bucle nacionalista. Chaho pronto encontró su réplica en la Vasconia española: Vicente de Arana, un industrial vizcaíno y escritor melancólico como él. La crudeza de las guerras carlistas y la supresión de los fueros vascos -consecuencia del Abrazo de Vergara- rompió con la idílica literatura que había caracterizado hasta entonces el nacionalismo. En este contexto de deshumanización producido por la guerra irrumpe Sabino Arana Goiri, considerado por muchos como el primer nacionalista vasco precisamente por su aportación al primer nacionalismo político (y no literario).

Sabino Arana atacó con ferocidad el discurso moderado de su primo Vicente de Arana. Sabino representaba el tradicionalismo y el radicalismo nacionalista frente a la vida libertina y cosmopolita de Vicente. Pronto emprendió su lucha personal y encarnizada contra todo lo que representa el liberalismo anticarlista y antitradicionalista. Sabino no comprendió la naturaleza jurídica de los fueros vascos recién abolidos -que eran una carta otorgada- y los consideró una ley natural destinada por Dios a ser aplicada en Bizkaia.


Pero la aportación más importante de Sabino Arana al nacionalismo vasco es sin duda la fundación del Partido Nacionalista Vasco, que en un principio fue un grupúsculo marginal pero que en poco tiempo se popularizó nutriéndose de los viejos nostálgicos que observaban aterrados las actitudes "libertinas" de los “maketos”, jóvenes obreros que venían de otras provincias de España atraídos por la industria y que adolecían de los "vicios" de la modernidad, contrarios a las "leyes viejas". Tras la muerte de Sabino en 1903 fue su hermano Luis Arana quien continuó la dirección del Partido.

(SIGUE LA SEGUNDA PARTE DEL ARTÍCULO LA SEMANA QUE VIENE)

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